miércoles, diciembre 06, 2006

LOLIKON (¿Y LA LIBERTAD DE EXPRESIÒN?)

Siempre he pensado que la censura era algo injusto e injustificable... que cada quien tenía derecho a decir lo que quisiera, aún cuando a mí no me gustase oírlo... que cada cual podía expresarse como quisiera, o rodar o fotografiar o dibujar lo que quisiera, y si a alguien le molestaba, sólo tenía que cerrar los ojos, o mirar para otro lado... por otro lado, es lo que hago yo cuando algo "no me cuadra", o me disgusta claramente. Entiendo que puede haber a quien le guste, y por eso no pienso que lo deberían prohibir, simplemente yo no lo veo.

Yendo al grano: he descubierto una rama del hentai que no conocía: el Lolikon Hentai, o Hentai protagonizado por niños. El hentai, para aquellos que no conozcan el término, es manga o anime (cómic o animación) japonesa pero de corte erótico, y en ocasiones, abiertamente pornográfico. En Japón se produce mucho, hay quien lo considera un arte, aunque esté ferozmente censurado y sólo en tiendas especializadas y sex-shops pueda ser conseguido sin censurar. El Lolikon es una rama de este arte, pero protagonizado por niños, en ocasiones de muy corta edad (5 años), en el que los niños (sobre todo niñas) mantienen sexo entre ellos o con adultos, mostrando generalmente gran disfrute con ello. Esta rama es incluso perseguida en Japón, y por regla general, sólo a través de internet en negocios de nada dudosa legalidad (y digo nada dudosa porque todo el mundo sabe que son ilegales...) pueden adquirirse fascículos o vídeos de este material.

Un conocido, sabiendo que dibujo cómics eróticos (humor gamberro diría yo... ), me pasó el enlace de la página de un amigo suyo que dibuja Lolikon (es español, pero hace cómic japonés... eso debe ser la globalización), y lo ví. En la página dice bien claro que "todo es ficticio; si no sabes distinguir entre ficción y realidad, si buscas fotos de niños reales, NO ERES BIENVENIDO, por favor abandona la página". Una parte de mí dice que sólo es fantasía, y en la fantasía todo está permitido porque no se hace daño a nadie... pero otra dice que el sexo y los menores deben estar tan separados como los materiales inflamables o los medicamentos, aún cuando estos menores sean un simple dibujo... porque a mí, me importa pito y medio lo que dibuje el autor, pero... ¿y si alguien decide llevar a la práctica ese cómic? No digo que esa página sea destruída y su autor encarcelado, pero... tal vez un control de edad fiable, no sólo para esa página, sino para todas las páginas x de la red, sí sería recomendable.

¿Que os parece?

lunes, diciembre 04, 2006

HISTORIA DE UNA FOTO

A continuación un texto de Ciro Bianchi Ross que cuenta la historia:

Icono

Ni un centavo


Alberto Korda tomó la clásica foto del Che con su vieja cámara Leica, provista de un lente de 90 milímetros, un semitelefoto de potencia regular, rayado por el uso en la superficie. Se hallaba a unos siete metros —¿o eran diez?— de distancia del comandante guerrillero y, precisa, sí, que era una tarde opaca, invernal. Eso explica, dice ahora, que la imagen no sea supernítida, que parezca envuelta en una aureola, que algunos crean verla como una nube en el ambiente: la cabeza solitaria del Che se difumina en una luz pareja y suave.

No hubo ninguna elaboración intelectual en eso. La luz solar, escasa, y el desgaste del lente imprimieron al retrato su atmósfera. ¿Y la composición? "Bueno, ya eso es otra cosa. Es eternamente mía", afirma. "Si yo le hubiera dado un poco más de negro en el hombro a la imagen, la foto se me hubiera caído". Llevé el negativo a la ampliadora, enderecé la figura y le di aire alrededor. Creo que el público exige esos detalles del encuadre. Por eso, al verla, encuentra una belleza y una armonía que no sabe de dónde salió, pero que es responsabilidad del artista, y eso es lo que hace que una foto pueda ser única.

La fecha: el 5 de marzo de 1960. Cubría como fotorreportero de Revolución la despedida del duelo de las víctimas del sabotaje, perpetrado por la CIA, al barco francés La Coubre —dinamitado en el puerto habanero—, y metido entre la muchedumbre paneaba con su cámara, de izquierda a derecha, el entarimado donde se emplazó la tribuna. De pronto, el Che avanzó hacia la primera fila para mirar la escena. Korda alcanzó a hacer uno, dos o tal vez tres disparos seguidos; un minuto, minuto y medio después, volvía a perderse el Che en el fondo de la tarima. Pero ya había captado la imagen, la misma que siete años después, a la muerte del guerrillero argentino, el editor italiano Feltrinelli (utilizando precisamente esa foto que le regalara en ese mismo 1967 el propio Korda a su paso por Cuba) difundiera en millones de carteles. Alberto Korda, dice, nunca cobró un centavo por dicha fotografía.




EL TRI(CHE GUEVARA)

CALLE 13

TODO LO QUE SEA MUSICA Y POESIA ,Y CUALQUIER GUARRADA ACA ESTA.